De creencias, leyendas y mitos
El atractivo color del físico de los flamencos es, sin lugar a dudas, un elemento que ha llamado la atención del mundo a través del tiempo. Debido a su amplia distribución, se encuentran múltiples referencias a ellos en las historias de los pueblos más antiguos que existen, así como en obras literarias, pictóricas, musicales y cinematográficas tanto antiguas como contemporáneas.
La palabra “flamingo” que usa el idioma inglés para referirse a los fenicoptéridos pudo derivar del término latín flamma, que significa “flama”. Otra posibilidad es que provenga del español flamengo, que a su vez deriva del provenzal flamenc, que significa “llama”.
En España fue hallada una pintura rupestre de un flamenco que data de 5,000 años a. C.
Una de las referencias más antiguas está en España, en donde se encontró la pintura rupestre de un flamenco que data de 5,000 años a. C. Las personas del Antiguo Egipto creían que los flamencos comunes eran representaciones terrestres del dios Ra, deidad del Sol, y usaron su imagen como símbolo en su escritura para el color rojo. La admiración de los emperadores romanos fue más allá: ellos comían las lenguas de las aves y mientras ellos consideraban los platillos elaborados como una verdadera delicia, los poetas de la época creían que era un acto vergonzoso matar a unos animales tan bellos solo para comer sus lenguas.
Si has oído hablar del ave fénix, recordarás que se trata de un animal de la mitología griega del cual se decía que tras morir podía resurgir de sus cenizas. Se cree que los flamencos comunes de rojas plumas pudieron inspirar las historias sobre esta legendaria ave, cuya supuesta presencia abarcaba el norte de África y el oeste de Asia.
Las culturas de Sudamérica han interactuado con muchos animales en virtud de la biodiversidad que disfrutan sus territorios. Los nativos de la cultura mochica del Perú decoraban muchos objetos con figuras de flamencos. El ave nacional de Bahamas es el flamenco, y el escudo de armas de la nación contiene un flamenco del Caribe y un pez vela.
Los famosos flamencos de plástico para jardines fueron diseñados por Don Featherstone.
En la actualidad, los flamencos de plástico que adornan los jardines de los hogares de varias partes del mundo, pero en especial de Estados Unidos, son uno de los objetos decorativos más populares junto con los gnomos de jardín. Fueron diseñados en 1957 por el artista norteamericano Don Featherstone, y se convirtieron en un éxito casi inmediato.
Flamencos en el arte
Además de las pinturas rupestres y los flamencos de Featherstone, otros artistas han inmortalizado a estas aves, como el norteamericano Frederick Stuart Church, que pintó los cuadros Standing woman with three pink flamingos (Mujer de pie con tres flamencos rosados) y Kneeling woman with pink flamingo (Mujer arrodillada con un flamenco rosado). Rudolph Ernst, un pintor vienés que cultivó el orientalismo, tiene una obra titulada Entering the palace gardens (Entrando en los jardines del palacio), la cual muestra a un hombre llevando una bandeja de comida y a un elegante flamenco rosado con las alas semiextendidas.
En la literatura, la representación más conocida está en el libro Alicia en el país de las maravillas, cuyo título original es Alice’s adventures in Wonderland (Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas), del autor inglés Lewis Carroll (seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson). El ave aparece en el capítulo en el cual se narra cómo Alicia intenta jugar al croquet usando flamencos como mazo. El pasaje se añadió a las posteriores películas, de las que destaca la versión de Disney de 1951.
Una película un poco menos conocida es Pink flamingos, de John Waters. En realidad, en la cinta los animales no tienen relevancia más que en el nombre, y aunque se le ha llamado una de las obras cinematográficas más desagradables, aún es recordada como una película de culto. En el campo de la música, el mejor ejemplo es un grupo norteamericano de Rythm and blues llamado The Flamingos.